Al parecer las redes sociales están permitiendo que cualquier persona con un trastorno psicológico grave, incluso en un estado psicótico pero con acceso a internet, encuentre un grupo que aliente su expresión como algo viable vital y económicamente. Jung afirmaba que la definición de la locura, viene dada muchas veces por la sensación de aislamiento que genera la vivencia subjetiva. En psicoterapia es común encontrar esa sensación de "esto me pasa sólo a mí" o "esto nadie lo puede entender". De hecho, durante su experiencia en el hospital psiquiátrico de Zurich, Jung se empeñó en descifrar y comprender el lenguaje psicótico, sus delirios y alucinaciones, buscando generar puentes entre ese discurso y el discurso corriente de "los normales", mediante el uso de enlaces míticos, siempre presentes dado que se trata de producciones directas del inconsciente. Para quien esté interesado en esta investigación puede consultar "El contenido de la psicosis" de ed. Paidós o "Psicogénesis de las enfermedades mentales" de ed. Trotta.
Así que podría ser que, gracias a las redes sociales, muchas personas estén encontrando esos puentes hacia el mundo, para de esa manera no morir en el aislamiento del hospital psiquiátrico o de la enfermedad, pero no a la manera del buen Jung, por la vía del sentido racional, sino, esta vez, por la vía de la creencia post new age y la búsqueda de novedades pseudo espirituales, un hambre propia de esta época "postmoderna" y que parece ser la racionalidad que viene en camino.
Sabiendo que, de esta manera, han tenido éxito también teorías tan regresivas como la de la tierra plana, estos fenómenos nos hacen reflexionar, una vez más, sobre el criterio de "verdad" actual. La verdad vuelve a ser un asunto que se define por la cantidad de sujetos que la apoyan, tal como lo exploró García Márquez en su cuento "Algo muy grave va a suceder en este pueblo", en donde el pánico y la imaginación de uno se vuelve la realidad de todos. "La verdad es subjetiva", se suele decir ahora fácilmente, pero no es tan simple, esa subjetividad debe encontrar respaldo en estructuras colectivas intemporales, de lo contrario cualquier cosa sería literatura, arte o ciencia.
Se sostiene así el argumento de que toda idea tiene un fundamento arquetipal, y que depende del espíritu de la época el que sea acogida o no, es decir, el estado de la a consciencia colectiva define si se trata de una nueva religión, de una nueva ciencia o de un completo disparate. La buena suerte de la colombiana le ha permitido vivir en esta época y es todo un éxito ¡Aplaudamos! ¿O no?
Lisímaco Henao Henao.
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