A todas las personas dedicadas a servir al alma y a todas aquellas a quienes interesa la psicología de alguna manera (pacientes, académicas, curiosas y buscadoras), desde el Centro C. G. Jung de Medellín dedicamos estos párrafos en los que se resume el sentido profundo del trabajo con lo psíquico, es decir, con nuestro universo afectivo-imaginal, interno y externo, individual y colectivo.
Presentamos fragmentos de Jung, Rafael López-Pedraza, James Hillman, Marion Woodman, Adolf Guggenbhül-Craig y Wolfgang Giegerich.

“Mientras se sienta el contacto, la atmósfera de confianza natural, no habrá peligro; e incluso si hay que mirar a los ojos al terror de la locura o a la sombra del suicidio, subsiste esa esfera de fe humana, esa certeza de comprender y ser comprendido, por más negra que sea la noche.” O. C. 17, § 181
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Con la represión del Dionisos emocional, aparece la represión del cuerpo. Ivan Linforth dice que el cuerpo siempre es dionisíaco, de lo cual podemos deducir que Dionisos siempre es el cuerpo. Esto significa abandonar al intelecto y estar en el cuerpo, sentir el cuerpo. Para mí, el tesoro más valioso que se pueda alcanzar en psicoterapia es el cuerpo emocional y esto, obviamente, está relacionado con Dionisos. Podríamos decir que hay un Dionisos en nuestro cuerpo, que está esperando ser contactado y darnos acceso a la riqueza de sus emociones y sentimientos.” Rafael López-Pedraza. Dionisos en Exilio. Ed. Festina Lente, Caracas 2000. Pg 45
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No es muy difícil imaginar el factor curativo en el paciente. Pero ¿en el médico? Encontramos aquí el arquetipo del sanador herido (wounded-phisician). Quirón, el centauro que enseñó a Esculapio el arte de la medicina, sufría de heridas incurables. En Babilonia hubo una diosa-perra con dos nombres: como Gula era muerte, y como Labartu, curación. En la India, Kali es la diosa de la enfermedad y al mismo tiempo su curadora. La imagen mitológica del médico herido está, pues, muy extendida. Psicológicamente ella significa no sólo que en el interior del paciente reside un curador, sino también que todo curador es un paciente.
[…]
De la proyección de un polo del arquetipo, tanto médico como enfermo derivan satisfacciones momentáneas. Pero una sostenida proyección significará que el proceso psíqucio está bloqueado: el paciente no está ya interesado en sanar. El doctor, las enfermeras, el hospital, lo curarán. […] En el médico la represión de un polo del arquetipo conduce a la situación inversa. Comienza por tener la impresión de que la debilidad, la enfermedad y las heridas no tienen nada que ver con él. Se siente el curador que se ha curado; las únicas heridas son las de sus pacientes, pues él está bien precavido; esas pobres ciraturas llamadas pacientes viven en un mundo completamente diferente del suyo. Se desarrolla como un médico sin heridas, y no puede entonces constelizar el factor curativo en sus pacientes. Se ha transofrmado en nada más que un doctor, y sus pacientes son solamente pacientes; ha desaparecido el curador herido. La situación está así clara como el cristal: aquí está el doctor, saludable y fuerte, y allá el paciente, débil, enfermo, extraño.” Adolf Guggenbhül-Craig. Poder y destructividad en psicoterapia. Monte Ávila Ed. Caracas 1992. Pg 88-90
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“Una vez soñé que estaba manipulando una máquina médica que tenía muchas cosas de las que yo tenía que tirar (Varas para tirar y empujar y demás). Pero podía ver la energía que entraba, que pasaba por la máquina y podía ver cómo se transformaba al salir. Podía verla cruzar el puente y transformarse en una imagen. La imagen era el poder sanador del sueño y contiene la experiencia del cuerpo y la experiencia de la psique de tal manera que las dos están unidas en ese puente que es la metáfora." Marion Woodman en “El significado de los sueños”. Serie en video.
"Si un sueño se repite una y otra vez durante un período de tiempo, puede no llevarte hasta el lugar que tanto te aterra, pero puede llevarte hasta el borde. Si tienes a alguien que sabe como manejarlo y simplemente se queda contigo para que tu puedas atravesar ese espacio, entonces la psique sabe que puede atravesar eso y seguir viviendo, sin importar cuán amargo sea." Marion Woodman en “El significado de los sueños”. Serie en video.

La «Conciencia narrativa» proporciona un mecanismo más adecuado para reconciliarse con el propio historial clínico que la «conciencia clínica». El historial clínico, además, es un tipo de ficción, escrito por miles de manos en miles de clínicas y salas de consulta, almacenado en archivos y raramente publicado. Este tipo de ficción llamado «Historial clínico» sigue las pautas del género del realismo social; cree en datos y acontecimientos e interpreta, de manera demasiado literal, todas las historias que cuenta. En el marco del análisis profundo, el analista y el paciente reescriben juntos el historial clínico creando una nueva historia; crean la «ficción» cuando colaboran en el trabajo analítico. Una parte de la curación, quizás incluso la parte más esencial, se debe a esta ficción elaborada en equipo, esta manera de inscribir todos los acontecimientos caóticos y traumáticos de la vida en un nuevo relato. Jung dijo que los pacientes necesitan «ficciones que sanen», pero nos es difícil adoptar este punto de vista si no existe de antemano una predilección por la «conciencia narrativa».
La terapia junguiana, al menos tal como yo la practico, trae consigo la constatación de que la fantasía es una actividad creativa que renueva de continuo la historia de la persona. Cuando examinamos dichas fantasías descubrimos que reproducen los grandes temas impersonales de la humanidad, representados en la tragedia, la épica, el cuento folclórico, la leyenda y el mito. La fantasía, en nuestra opinión, constituye un intento del psiquismo de remitologizar la conciencia, y es por ello que intentamos fomentar esta actividad familiarizándonos con los mitos y los cuentos folclóricos. La construcción del alma va de la mano de la desliteralización de la conciencia y del restablecimiento de sus vínculos con las formas de pensamiento míticas y metafóricas. En lugar de interpretar las historias a partir de conceptos y explicaciones racionales, preferimos concebir las explicaciones racionales como elaboraciones secundarias de relatos básicos que contienen y proporcionan vitalidad. Según Owen Barfield y Norman Brown: «la literalidad es el enemigo». Y yo añadiría: «la literalidad es la enfermedad». Siempre que nos aferramos a una interpretación literal, una creencia literal o una afirmación literal, perdemos la perspectiva imaginaria y metafórica sobre nosotros mismos y sobre nuestro mundo. El relato es curativo por cuanto siempre se presenta bajo la fórmula «érase una vez». Como una realidad condicional y simulada. Es la única manera de explicar o contar lo que no se postula como real, verdadero, positivo, revelado, es decir, literal.” James Hillman. Apuntes sobre el relato. En “Recuperar el niño interior”. Ed. Kairós. Barcelona 2005. Puedes leer el artículo completo haciendo click aquí
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«alma» algo que realmente nosotros experimentemos? No creo que sea así. Sólo es accesible a la reflexión y a la intuición (después del hecho), y esta intuición presupone a la vez algún esfuerzo (el estudio, el así llamado «análisis», el «ver a través de») y también requiere un ojo particular para las cosas psicológicas. Las experiencias son siempre inmediatas y subjetivas. Pero «el alma» es, de acuerdo a Jung, precisamente no-ego, una psique objetiva. Él habló de procesos de fondo, tal como Hillman ubicó al alma, metafóricamente hablando, en el submundo. El «alma» ciertamente no es algo que verse sobre nosotros, ni sobre lo que sintamos o pensamos.
“RH: Para ilustrar lo que usted quiere decir por « la vida lógica del ‘alma’» ¿nos daría un ejemplo de su propia vida o de la vida de alguien en que el "alma" ha sido experimentada?
No hay acceso directo a ello. Si uno quiere aprender algo acerca del alma y su vida lógica es mucho mejor alejarse de nosotros las personas y en cambio, por un lado, volverse al mito, la teología, el ritual arcaico (como la Misa Católica Romana), la gran literatura y el gran arte, la filosofía o la alquimia, y por el otro, atender al curso real de la historia, los cambios sociales, el desarrollo de la tecnología y temas afines.
Si uno quiere ver el alma trabajando en nosotros las personas, el mejor ejemplo—y verdaderamente grande, aunque a veces equívoco—es la neurosis (no la neurosis de ésta o aquella persona, sino el fenómeno moderno de la neurosis como tal). Pero es esencial darse cuenta que una neurosis dada no es experimentada como una manifestación del alma, y que lo que se experimenta no es el alma. Ni siquiera la mayoría de los psicólogos enfocan la neurosis en términos del alma, sino más bien desde la perspectiva del ego: por ejemplo, como causada por ciertas condiciones traumáticas. Que la neurosis sea una creación libre del «alma» para sus propios fines y propósitos (no para los nuestros) no se puede experimentar, sólo se puede comprender. Se necesita psicología (una psico-logía con alma) para ver «el alma».” Wolfgang Giegerich en "Love the questions themselves", una entrevista realizada por Robert Henderson, publicada en Living with Jung: “Enterviews” with Jungian Analysts, Vol. 3, (Robert & Janis Henderson, eds.) Spring Journal Books, New Orleans: 2010. Traducción de Alejandro Bica con autorización de W. Giegerich. Tomado del blog de Alejandro Bica http://alebica.blogspot.com.es/
Selección de textos: Lisímaco Henao H. Analista Junguiano IAAP
Copyright © Lisímaco Henao H.
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