"Me preguntas cómo me volví loco.
Ocurrió así:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que habían robado todas mis máscaras, las siete máscaras que había modelado y usado en siete vidas.
Huí sin máscara por las atestadas calles gritando: "¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos Ladrones!". Hombres y mujeres se reían de mí, y algunos corrieron a sus casas temerosos de mí.
Y cuando llegué a la plaza del mercado, un muchacho de pie sobre el techo de una casa, gritó: "Es un loco!". Alcé la vista para mirarlo y por primera vez el sol besó mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de amor por el sol y ya no deseé más mis máscaras. Como en éxtasis grité: "¡Benditos, benditos sean los ladrones que me han robado mis máscaras!".
Así fue cómo me volví loco.
Y he hallado libertad y salvación en mi locura; la libertad de estar solo y a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro." Khalil Gibrán. En "El Loco"
Ocurrió así:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que habían robado todas mis máscaras, las siete máscaras que había modelado y usado en siete vidas.
Huí sin máscara por las atestadas calles gritando: "¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos Ladrones!". Hombres y mujeres se reían de mí, y algunos corrieron a sus casas temerosos de mí.
Y cuando llegué a la plaza del mercado, un muchacho de pie sobre el techo de una casa, gritó: "Es un loco!". Alcé la vista para mirarlo y por primera vez el sol besó mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de amor por el sol y ya no deseé más mis máscaras. Como en éxtasis grité: "¡Benditos, benditos sean los ladrones que me han robado mis máscaras!".
Así fue cómo me volví loco.
Y he hallado libertad y salvación en mi locura; la libertad de estar solo y a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro." Khalil Gibrán. En "El Loco"
Todos los días nos ponemos disfraces y
máscaras que hemos aprendido a usar para poder socializar. En latín máscara se
dice "personare", palabra que significa literalmente "la máscara
del actor" pues era común en el teatro antiguo que cada actor hiciera
varios personajes intercambiando máscaras. De esta raíz latina vienen palabras
como persona, personalidad y personaje; lo cual nos indica que asumimos unas
representaciones en el mundo que nos permiten interactuar y contener opiniones
y sentimientos que no estaría bien ir soltando incontroladamente por ahí.
¿Cómo surgen nuestras máscaras? ¿Cómo aprendemos a integrar
la "persona" en nosotros?. Lo ejemplifico con un cuento: Un día el
papá de Juanito anuncia que el domingo vendrá su jefe a almorzar a la casa, así
que todos deben vestirse muy bien, muy correctamente y comportarse igual. Llega
el domingo, se prepara la mejor comida de ese mes y se sientan a la mesa
Juanito, su hermana, su mamá, su papá y el jefe de este. Mientras comen Juanito
mira a su papá fijamente, no pierde un sólo detalle del rostro y los
movimientos de este. Cuando se da un momento de silencio Juanito pregunta
"papá ¿entonces este es el señor que dices que es un calvo horrible que te
hace la vida imposible todos los días?"... todo es tensión en la mesa, el
papá se ruboriza como nunca, la mamá se levanta y va hacia la cocina donde
olvida por completo a qué fue, la hermana de Juanito se cubre la carcajada con
una servilleta y el jefe come lo más rápido que puede. Pasados unos minutos que
a casi todos, menos a Juanito, parecen eternos, el jefe se levanta, se despide
y se va. Todos sabemos lo que sigue.
En lo que podemos imaginar que sigue, es decir, el papá
reprendiendo a Juanito, explicándole que hay cosas que se hablan en casa que no
se pueden decir frente a otras personas, etc.; encontramos el aprendizaje de
ese aspecto del Yo que es la máscara o el Yo-Social. ¡Por supuesto que todos
pensamos y sentimos cosas de los demás que no es pertinente decirles!... no
sólo porque podríamos destruir una relación importante, sino porque quizás no
somos los más indicados para decírselas o porque no es el momento de que ellos
las escuchen, no están preparados.
Algunas personas se precian de ser "muy
asertivas", porque andan diciéndole a todo el mundo en la cara lo que
piensan o sienten. Solemos escucharles decir "yo no tengo máscaras, yo voy
de frente, yo soy sincero" y resulta que van quedándose solas o sin
relaciones realmente profundas. Por supuesto esto nada tiene que ver con el
concepto de asertividad que siempre tiene en cuenta al otro, a la otra; tiene
en cuenta si esa otra persona puede o no escuchar lo pensado, si somos los más
indicados para decírselo o si es el momento en que ellas puedan hacer de esa
información algo nutritivo para su alma.

En nuestros días las profesiones, los oficios y muchas
representaciones sociales, son la expresión de este arquetipo de la máscara que
nos indica además cómo debe actuar y qué debemos esperar de quien la lleva
(todos tenemos una idea sobre cómo es un médico en su consulta, un abogado, un
psicólogo, un conductor, etc.). Estas máscaras entonces nos dicen algo de ese
individuo y de "su persona" (me gusta cómo se saluda en ciertos
lugares de Colombia: "¿y cómo está su persona?"... evidentemente la
respuesta se da desde allí, desde la máscara, ese aspecto tan conocido que podemos
hablar de ella con tranquilidad y decir "cómo está").
Lo importante en este sentido es "no identificarnos con
las máscaras que usamos". Saber que ellas son simplemente una parte, muy
pequeña y muy social de lo que somos o aspiramos a ser y, además, de lo
aprobado por los demás, por el entorno cercano por lo menos. Lo importante es
saber que somos mucho más, que también somos lo que ocultamos y hasta lo que
desconocemos; más aún, que nuestro deber es trabajar en el reconocimiento de
eso que no queremos de nosotros, que no mostramos, que desconocemos y que a
veces irrumpe en nuestra conciencia inclusive en contra de nuestra querida
máscara. Esa es una responsabilidad con la humanidad en términos de creación de
conciencia y de adquisición de comprensión de la diferencia, así como con
nuestra individualidad y el respeto hacia la propia naturaleza mediante el
autoconocimiento.
Cuando usamos un disfraz o una máscara de carnaval entonces
estamos cubriendo nuestras máscaras de todos los días y aprovechamos para sacar
a la luz todo aquello que con ellas no podemos expresar. A mí me gustan las
fiestas de disfraces, los carnavales. Es muy interesante observar todo lo que
nos permitimos cuando llevamos uno. Quizás estas máscaras nos permiten sacar
nuestra "Sombra", ese otro arquetipo totalmente opuesto a la
"Persona", ese que podríamos denominar el No-Yo, pues guarda todo lo
que no quisieramos ser y que, no obstante, posiblemente también somos.
En la pasada fiesta del teatro me fui con un amigo para la
Plaza Botero (Medellín) y nos sentamos en un restaurante con nuestras máscaras
de plástico. Además de disfrutar la forma en que la gente nos miraba, nos
señalaba y reaccionaba de diversas maneras, el sentimiento de estar "allí
dentro", detrás de la máscara, fue muy interesante. Era ser anónimo y
público al mismo tiempo. Un ejercicio que recomiendo.
Copyright © Lisímaco Henao H.
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